Dr. Tom Dillehay: “Los nudos más antiguos conocidos del mundo fueron hallados en Monte Verde, y nos hablan del diseño de algunas de las primeras arquitecturas humanas”
18 de noviembre de 2025

En plena campaña de excavación en el sitio, desde Barco de Papel conversamos con el Dr. Tom Dillehay sobre cómo estos diminutos nudos de junquillo revelan la tecnología y la forma de habitar de quienes vivieron allí hace 14.500 años.
En el corazón húmedo de Monte Verde, entre turbas, raíces y capas de historia sedimentada, aparecieron unos objetos diminutos que hoy están transformando la manera en que entendemos la creatividad y la vida cotidiana de los primeros habitantes del sur de Chile. En el umbral de las cinco décadas de su hallazgo, este sitio arqueológico —ubicado en la comuna de Puerto Montt— sigue siendo un puente entre la ciencia y el patrimonio.
Desde la Fundación Monte Verde, liderada por el Dr. Tom Dillehay, antropólogo, arqueólogo e investigador principal del sitio, se impulsa una labor que busca acercar a la ciudadanía la relevancia de un lugar que no solo desafió el paradigma Clovis al proponer una ocupación humana más antigua en América, sino que también abrió un nuevo horizonte para el estudio de los sitios húmedos.

Entre los hallazgos, hay nudos. Pequeños, tensos, perfectos. Trazos mínimos de un saber técnico que sobrevivió casi quince milenios entre el agua y la tierra. La turba que cubrió parte del sitio —conocido como Monte Verde II—, con su falta de oxígeno y la ausencia de bacterias, creó un ambiente excepcional para la conservación. Gracias a ello, estas amarras llegaron intactas hasta hoy, junto a otros materiales orgánicos preservados de manera única: maderas trabajadas, fragmentos de carne, papas, algas, flora, cueros e incluso restos de antiguas chozas.
Muchos sitios arqueológicos están deteriorados o incompletos. ¿Cómo describiría el nivel de conservación de Monte Verde?
Los arqueólogos estamos acostumbrados a investigar sitios no muy bien conservados, a mirar el pasado desde una ventana sucia. Lo que hace único a Monte Verde no es sólo su antigüedad, sino la calidad de su conservación. Este sitio, sellado por una turbera, permitió preservar artefactos y restos orgánicos de manera excepcional, ofreciendo una ventana clara al pasado.
¿Qué podemos aprender de los nudos encontrados en Monte Verde y cómo se usaban en la construcción de las viviendas?
Dentro de este material orgánico y cultural encontramos cinco tipos de nudos de junquillo. Estos cumplían dos funciones: por un lado, amarraban las estacas a los troncos que conformaban la base de la vivienda —una especie de carpa alargada—; y por otro, sujetaban el cuero a la red de palos que daba forma a la estructura. Esta es la primera evidencia científica de nudos conocida en el mundo. Identificamos dos tipos: uno en forma de ‘S’ muy simple, y otro un nudo de doble ‘S’.”
¿Qué rol cumplen los nudos en la interpretación de la estructura y disposición de la vivienda en Monte Verde?
Estas dos funciones de los nudos —amarrar y afirmar la estructura de esta carpa larga— forman parte del diseño arquitectónico de la vivienda de estas personas. Los nudos no eran un detalle menor: eran una solución técnica fundamental para dar estabilidad y forma a la estructura.
La conservación extraordinaria de Monte Verde —donde la turba selló y preservó restos orgánicos únicos en el mundo— permite reconstruir con detalle la vida, la tecnología y la arquitectura de quienes habitaron el sitio hace 14.500 años. Esta riqueza científica y patrimonial sustenta su Valor Universal Excepcional y respalda el camino hacia su nominación a Patrimonio Mundial de la UNESCO, proceso liderado por la Fundación Monte Verde con el financiamiento del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural, a través del Fondo de Subsidios de Patrimonio Mundial, convocatoria 2025.
Créditos de las imágenes: Fundación Monte Verde. Uso autorizado exclusivamente para esta publicación.