Elementos, identidad y movimiento: una entrevista coral

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4 de julio de 2025

PorMaría José Hess P.
Elementos, identidad y movimiento: una entrevista coral

Tres historias confluyen. Rita Rossi, Javiera Anabalón y Yamila Ciaramellano hablan sobre los elementos que inspiran y determinan nuestros movimientos. Sus voces dibujan su trayectoria y un perfil territorial a través de la danza. 


Por María José Hess P.

El comienzo. 


Rita

La danza para mi es una pasión. Un fuego. Un fuego que viene de adentro, viene chiquitito, se expande, me toma las venas, me toma los sentidos, es una forma de comunicar. Es lo más íntimo que tenemos desde que somos embriones, es lo más democrático que hay. Es algo que se expresa a través del instrumento cuerpo…y digo instrumento porque así lo tenemos que tratar, como las personas que tienen un oficio, los bailarines tenemos este instrumento. Hay que cuidarlo, hay que guiarlo, hay que exigirlo. Es muy interesante. 


La danza para mi son mis manos en la masa cuando hago pasta fresca italiana, me encanta. 

La danza es mi hijo jugando. La danza son las hojas de los árboles. ¡Hay muchas formas de verlo! 

Para mi ha sido alimento, en todo sentido, en lo más pragmático, me ha dado de comer, y por otro lado esta cosa tan necesaria para mi existencia, para poder expresarme, para emocionarme. 



Javiera

No recuerdo cuando empecé a bailar, siempre fui muy expresiva, bailaba en todas partes. Empecé en una academia a bailar ballet y a los diez u once años conocí el contemporáneo. Sentí que necesitaba bailar y que era mi lenguaje. 


Para mi la danza es algo inherente del ser humano, y los animales también danzan. Es una forma de ser, de expresividad de los seres vivos. Para mí, ha sido un profundo placer y conocimiento. Conocimiento de la naturaleza, del cuerpo que es espejo de la naturaleza y cómo las fuerzas físicas que operan en la naturaleza también operan en nosotros. Los elementos, esa experiencia especular ha sido bien fuerte gracias a la danza. 


Yamila

Nací en la provincia de Buenos Aires, Argentina, y fui criada en una ciudad que se llama Don Torcuato. Fue ahí donde comencé en la danza. Una tarde de verano caminábamos por el barrio con mis hermanas y mi mamá, doblando en una esquina nos encontramos con un estudio de danza y casualmente mis hermanas querían empezar. Yo me sumé, para probar, era verano y no tenía mucho para hacer. Tenía 10 años. 

Hoy con 33, puedo decir que la danza me encontró a mí, porque no tenía idea en lo que estaba empezando. Desde ese momento no paré de bailar, aprender, estudiar, errar y superarme. Para mi la danza es una constante búsqueda, es la muestra concreta del insistir y resistir, de superar las frustraciones y crecer internamente con cada desafío logrado, es también la apertura a conocer personas y realidades diversas, a compartir, generar redes y ha sido la unión con muchas de mis amistades actuales. Es también un medio, un canal conectado con algo que está más allá de lo tangible y me permite expresar lo que las palabras no alcanzan a decir. Es mi profesión, mi trabajo, mi pasión, mi pasado, presente y podría decir que futuro.


Un lugar tiñe el movimiento

Rita

Más que buscar el espacio dónde hacer lo que amo, en mi caso los espacios me eligieron a mí. Yo podría vivir en una ciudad pequeña, con una casa grande, en una gran ciudad con 18 metros cuadrados de departamento, en un pueblo. El periplo de mi vida ha sido guiado por las decisiones tomadas alrededor de la danza. 


Nací en la ciudad pequeña de Rieti y me formé. Cuando el espacio se hizo chico y quería profesionalizarme, tuve que ir a la capital. Ya cuando terminé mis estudios de bailarina de ballet, se me hizo chico mi cuerpo, y me fui a Francia para estudiar y ser una bailarina contemporánea. Volví a estudiar y ahí conocí a mi padre inspirador, el ex director del ballet nacional chileno, Gigi Caciuleanu, y me vine a Chile porque yo quería seguir trabajando con él.  


El ballet nacional chileno fue mi casa, mi familia, fue mi todo. Eso se acaba y aparece el Teatro del Lago justo cuando lo más importante creativamente en mi vida era crear a mi hijo, en mi guata, y llego a este lugar situado en un territorio especial. En todos estos traslados, la danza me ha guiado. 


Cuando llegué yo no entendía bien Chile. Yo había leído de adolescente todas las novelas de Isabel Allende, en un verano en la playa. Y cuando apareció Chile, conecté con eso y también asociado a temas políticos, la dictadura, cuando asumió Michelle Bachelet. Cuando llegué a Santiago no podía creer, no calzaba con mi imaginario. 


Gracias a mi trabajo, conocí todo Chile. Viajé mucho con el ballet nacional, desde Petorca hasta ciudades grandes, conozco mucho mejor Chile que mi país. 


Javiera

Viví en Santiago en mi niñez y juventud temprana y luego me fui a viajar por el mundo, gasté todos mis ahorros. Me fui a Asia y me quedé viviendo en China tres años. Ahí conocí la danza clásica china, los movimientos urbanos de danza, las mujeres, la tercera edad, danzan mucho en el espacio urbano y público. Después viajé al sur de Asia y fue conociendo sus corporalidades y gestualidades, cómo se sientan, por ejemplo, en India, o cómo los cuerpos son distintos de acuerdo a sus formas de caminar, de hablar. Observé mucho eso. 


Luego viví en Berlín un año y ahí me empapé y participé de la performance berlinesa, muy multicultural, más occidental. Difícil lo que es definir más occidental, pero hay una mente más presente trabajando. Luego viví en Chiloé, en el campo, en la naturaleza, ahí tuve talleres independientes con la comunidad, fue el estallido social. Luego llegué a Frutillar.


A nivel de impresión en el cuerpo, observo que el clima incide mucho en la gestualidad, si tenemos frío tenemos el pecho hacia dentro o con el pecho hacia fuera si hay sol. La forma de caminar, cuán abrigados andemos. La movilidad es más lenta abrigados. 


Hay una relación más directa y menos temerosa a tocar la naturaleza, los troncos, las rocas; pero también a no mojarse. Son ciertas tensiones de este cuerpo austral, por decirlo así, de mucha consciencia con el entorno.   


Yamila

La danza conversa de manera directa con las identidades de cada territorio. La danza la constituyen las personas que la realizan, que la viven, y en ese sentido todas las personas estamos siempre estimuladas e influenciadas por nuestro contexto, nuestro entorno y nuestros vínculos. 

Efectivamente la práctica cambia según el contexto. La danza es un arte que difícilmente se logra en soledad, necesitamos nutrirnos ya sea de un maestro o maestra, compañeros, pares o incluso espectadores. Eso permite el crecimiento, permite situarte también, no por la comparación o competencia, sino para comprender nuestras virtudes o falencias, aprender de un otro y aportar a un otro, dar y recibir. Y como todos traemos nuestro propio contexto, influencias y necesidades, porque somos seres únicos, siempre va a variar la práctica según dónde estemos o con quién estemos. 


Elementos

Rita

En Frutillar la naturaleza, el teatro, las grandes diferencias, pero al mismo tiempo un espacio que acoge. Es como una perla. 


El clima es un desastre hermoso, está lloviendo, sale el sol, luego graniza. 


Una cosa de texturas, la arena negra de la playa, los vientos que pegan fuerte, el sol, la mezcla entre los cerros, la costanera, el lago, los volcanes, no sé. 


Todo eso inspira una linda danza y me hace sentir una privilegiada. 


Javiera

Hay una conexión y observación a las texturas naturales. Hay harto trabajo en ese ámbito. Rafael Silva, de Flor de Agua, con el alerce, por ejemplo, que habla de las texturas de los árboles, sus anillos, sus huellas. Ese es el gran tema de los artistas del sur, porque es tan impactante y enmudecedora la naturaleza… 


En Villarrica hay varios grupos trabajando danza contemporánea con el territorio, con el paisaje, haciendo video. Hay una tremenda compañía en Magallanes también con imaginería de seres y oscuridad. 


Hay mucho trabajo en diálogo con la naturaleza y la urbanidad también en ese diálogo. Tanto los pliegues del territorio natural, como los pliegues urbanos, que son duros, la ciudad es fría en invierno. Puerto Montt, Quellón, Castro, son ciudades duras. 


En Chiloé, por ejemplo, hay mucha magia y mística, hay mayores creencias en energías sutiles. Se alojaron ahí comunidades místicas, espirituales, la Recta Provincia, y toda la tradición chilota. Hay una apertura desde esa perspectiva a qué es lo que pasa por el cuerpo, cómo se mueve, lo que no movemos. 

En la ruralidad del sur hay una energía diferente, hay una quietud. Hay un desarrollo de la contemplación. Cierta calma, una importancia del gesto pequeño. También está la violencia de la tormenta, del clima, de la pobreza, del abandono, del aislamiento. 


Yamila

En este territorio de la región de Los Lagos me encontré con la naturaleza. Acostumbrada a observar paisajes de puro cemento, me encontré con un entorno natural que enseguida me acogió y me generó la necesidad de cuidar. Me encontré con otro ritmo y la identidad de la danza en este territorio que permite nuevas visiones y temáticas. Es un territorio sin dudas inspirador, donde logré crear mi primera obra de danza. No fue en Buenos Aires ni en Santiago, mi inspiración nació en este territorio. Y eso para mi es un regalo.

Rita pregunta a Javiera: ¿te emociona tu danza?

Javiera. La danza es entrar en otro estado, como meditación, es sentir que es el momento más especial de tu existencia en ese minuto. Es especial porque estás entregando, es de apertura, de intención. 

Rita pregunta a Yamila: ¿cuánto el espacio influye en tu danza? y ¿cuánto tu danza influye en el espacio?

Yamila. El espacio sí suele influir en mi danza, si hablamos de espacio físico. Me ha tocado bailar en una diversidad de espacios muy amplia, pero creo que siempre intento conservar en mi danza la expresión, aquello que quiero decir con el cuerpo y con el corazón. Y por otra parte, me gustaría que mi danza influya de alguna manera en el espacio, pero más aún en las personas presentes en ese espacio.


Sobre las entrevistadas

Rita Rossi es bailarina, docente y gestora artística italiana con más de 20 años de trayectoria en Europa y Chile. Fue solista del Ballet Nacional Chileno durante 12 años y hoy lidera los Programas formativos de Teatro del Lago, promoviendo el arte como herramienta de transformación personal y social. Su IG es @ritarouge22

Javiera Anabalón es artista, creadora y profesora. Si IG es @j.a.v.i.e.r.a.a.n.a.b.a.l.o.n

Yamila Ciaramellano es docente e intérprete de danza. Su IG es @artanita.pilates.danza



Créditos fotográficos

Fotografías Rita Rossi: gentileza de la artista. 

Fotografía de Javiera Anabalón: gentileza de la artista.

Fotografía Yamila Ciaramellano: 'La huella que dejamos' obra de danza contemporánea con temática de crisis climática, medioambiente y reciclaje. Crédito de Marco Altamirano.