Francisco Donoso, fotógrafo: “La materialidad es la piel del territorio”
18 de julio de 2025

Fotógrafo nacido en 1986, Francisco Donoso ha desarrollado su obra desde el sur de Chile, centrando su trabajo en el paisaje, la ruralidad y la relación sensible con el territorio. Su obra ha sido exhibida en espacios nacionales e internacionales, como el Centro Cultural La Moneda, el Museo de Arte Contemporáneo, Galería Flach y el Museo Contemporáneo de Roma. Ha publicado dos libros autorales: “Las formas del olvido” e “Inmemorial”, y ha sido reconocido con el Premio Enfoto (Diego Rivera) y una nominación a los Premios Rojas de Negri (2014).
En esta primera edición de Bitácora Visual, compartimos parte de su trabajo y un diálogo sobre identidad, materialidad y fotografía como resistencia.
¿Qué es la identidad del territorio y cuántas identidades pueden convivir en él?
Hay muchos elementos que componen la identidad de un territorio: la cultura, la historia, el paisaje, el entorno natural, la memoria colectiva, los símbolos. En ese entramado, las identidades no son fijas ni únicas. De hecho, la pluralidad identitaria es una característica común en casi todos los territorios, marcada por sus contextos históricos. En un mismo lugar pueden convivir memorias diversas, lenguajes distintos, maneras de habitar que se superponen y se tensionan. Y eso no es un problema, al contrario, es una riqueza.

¿Cómo influye la materialidad para expresar esas identidades?
La materialidad, los elementos físicos y sensoriales, es la piel del territorio, con sus heridas y cicatrices. Nos conecta con lo ancestral, con la resistencia del patrimonio, con la posibilidad de tocar la memoria. La tierra, el papel, el metal, la madera, las hojas, el polvo: son parte de ese registro sensible que habita y construye significado. En mi obra, la materialidad funciona como una ofrenda a esa memoria, un gesto de respeto hacia lo que fue y hacia lo que aún permanece, a veces oculto o fragmentado.
¿Qué rol tiene la fotografía en todo eso?
La fotografía es, para mí, una forma de resistencia de la memoria. Tiene la capacidad de activar nuestros sentidos, de remover lo sensorial para ampliar las interpretaciones posibles del territorio. En mi trabajo, la fotografía no busca solo documentar, sino también interpretar, transformar, resignificar.
Mi propuesta fotográfica se sitúa en una dimensión activa del olvido. Busco en ella la calma de aceptar la desaparición de las cosas, los cuerpos, los recuerdos. El patrimonio cultural se vuelve entonces un ícono de resistencia. La fotografía actúa como puente entre la materialidad e identidad. No solo representa el paisaje, también lo reimagina y lo carga de preguntas.
A veces pienso que hay algo en común entre la fotografía y la astronomía: mirar una estrella que ya no existe, pero cuya luz aún viaja hacia nosotros. La imagen también tiene ese poder. Nos recuerda nuestra pequeñez desde la perspectiva del tiempo. Su fuerza está en saber mirar con respeto, habitar con la imagen y hacer memoria con la luz.
Conoce más de su trabajo en https://fdonosoa.wixsite.com/franciscodono


