La Matriz, al encuentro de los oficios
28 de agosto de 2025

Agosto es el mes de aniversario de La Matriz. Dos años de esta escuela de oficios que desde Frutillar promueve la creatividad y el encuentro. Desde Revista Barco de Papel conversamos con sus fundadoras acerca de cómo el desarrollo creativo en colectivo puede ofrecer encuentros improbables, diálogos impensados y fortalecer lazos en la comunidad.
La Matriz celebró su segundo aniversario en un elogio al trabajo manual y artesanal; al aprendizaje técnico, a la creatividad, a la experimentación y la expresión personal.

La Matriz no es la casa, podría ocurrir en cualquier lugar, pero la casa en la que se encuentra es cálida, acogedora e inspiradora, y se emplaza entre el Liceo Chileno Alemán (Lichaf) y el Hospital de Frutillar. En estos dos años se abrieron además a explorar nuevas líneas de trabajo, con una tienda virtual de materiales y ofreciendo experiencias de turismo creativo para grupos.
Esta escuela de oficios busca entregar herramientas y potenciar el trabajo creativo personal en un ambiente colectivo, lo que propicia diálogos y encuentros con los otros. Esta entrevista aborda todas esas temáticas e incluye las voces de sus tres fundadoras: Patricia Laso Richards, Consuelo González Fiedler y Trinidad Aguilar Izquierdo.

¿Cómo desarrollaron esta propuesta para Frutillar y qué han ido encontrando?
Trinidad: Surge a raíz de una inquietud personal y la vez compartida de desarrollar aquello que en algunos momentos puede ser un hobby, desarrollarlo de manera más profunda y compartirlo con otros, parte desde allí. Nosotras nos encontramos en ese relato las tres, de algo que nos gusta hacer, que es trabajar con nuestras manos y aprender, reforzar técnicas y hacerlo bien, tanto en la cerámica, como en el tejido o en el mundo textil. Nos encontramos en ese ejercicio y también en nuestra experiencia, habilidades o competencias para enseñar, para compartirlo.
Patricia: Sí, surge de las ganas de compartir y de tener ese espacio formal donde poder hacer lo que nos gusta y hacerlo con otras personas, en un encuentro con otros.
Trinidad: Además de eso, nosotros vivimos en un lugar, en un territorio donde se celebra el tener más tiempo y andar a un ritmo más pausado que te permite conectar y darte espacios de bienestar. La Matriz te invita a eso: ven aquí a compartir, a parar, a vincularte, a conectar, a trabajar con tus manos, a salir de la cabeza y lo cognitivo, a disfrutar del ritmo que tiene el lugar, del paisaje lindo. Además tuvimos la suerte de encontrar el lugar perfecto para que todo esto ocurriera.
¿Y con qué se han ido encontrando?
Patricia: Nosotras sabíamos que había gente que iba a resonar con esta idea y así ha sido. Hay personas que creyeron en nosotras y en nuestra propuesta desde el inicio y siguen formando parte de esta comunidad que crece permanentemente. También hemos podido ir incorporando nuevas técnicas y oficios como la carpintería, la orfebrería, la costura y una parte más vinculada al diseño y el arte de la mano de otros talleristas y expertos en sus oficios.
Consuelo: Me he encontrado con dos cosas: una más práctica y otra más personal, que es el cariño tan genuino que las personas tienen a La Matriz. Esas personas que se han quedado han sido fieles. Y hay personas que no vienen a talleres, pero le tienen cariño a la escuela, les encanta que exista el lugar y que esté acá.
Y lo otro es súper práctico, yo vengo del mundo escolar que tiene su sistema, en donde todo se planifica y hay muchas cosas administrativas, uno podría pensar que aquí son menos, pero la gestión también es infinita. El trabajo que significa que todo esto se vea tan amable y tan orgánico requiere una coordinación compleja. Está súper pensado y trabajado.
Entremos al tema del oficio, ¿qué es un oficio? ¿qué significa?
Trinidad: Ha sido una profundización para nosotros. A título personal, esto era algo que yo hacía para mí, en la intimidad de mi exploración. Tener una escuela me obligó a sacar eso hacia afuera, a visibilizar qué es lo que en verdad sé hacer con respecto a ese oficio (la cerámica). Profundizarlo, practicarlo más, salir a buscar una explicación de por qué sé hacer lo que hago y de dónde lo saqué.

Ahora último hemos tenido una conversación súper interesante con respecto al impulso creativo asociado a este ejercicio, porque ninguna de nosotras se define por naturaleza como artista, ni mucho menos. Pero sí hay a través del oficio un ejercicio creativo, estás creando, estás haciendo, con ciertos márgenes, ciertas reglas, en la que vas perfeccionando, te vas profundizando, gran parte de eso tiene que ver con un impulso personal de algo que quieres sacar y plasmar a través de este oficio.
Consuelo: A mí me pasa un poco distinto, porque si bien yo practico el oficio hace mucho tiempo, yo sí tendía a sacarlo para afuera, a mostrar lo que hacía. Llevo 15 años haciendo clases de arte en colegios y siempre he tenido la convicción de que es algo importante y que hay que mostrarlo, enseñarlo. ¿Por qué? Porque siempre he creado sin considerarme artista y siento que el exterior, la gente, es muy exigente con lo artístico en general. Es mucho más exigente que con otras disciplinas y, al mismo tiempo, lo valora menos.
Esta es una reflexión permanente que tengo con mis estudiantes en el colegio, nadie cuestiona el valor hora de un abogado o de un doctor, pero ¿cómo valoramos al artista?¿Cómo sería este mundo si no tuviéramos teatro, danza, arte, exposiciones? Yo creo que sería un mundo terrible, pero por alguna razón tampoco estamos tan dispuestos a valorarlo. Y también lo entiendo, porque no tiene un fin práctico, no es lo esencial para vivir. Yo necesito comer para vivir, necesito techo para vivir, no necesito ir a ver danza para vivir. Pero insisto, si este mundo no tuviera danza, si no tuviera música, yo creo que sería súper triste.
Además, los oficios son fundamentales para el desarrollo de las personas. Desde el nacimiento, los primeros grandes aprendizajes de una persona son a través del cuerpo. Hacer la pinza, sentarse, pararse es la primera forma de desarrollar lo cognitivo y yo creo que eso no se acaba nunca en la vida de una persona.

Trinidad: Es súper bonito lo que ocurre desde el punto de vista de la escuela, del lugar y lo que nos pasa cuando nos encontramos con este otro que quiere aprender un oficio. Aquí llegan personas que se enfrentan al aprendizaje del oficio de maneras muy diferentes, algunos fluyen sin miedo al error, a otros les cuesta dar rienda a su creatividad, pasan muchas cosas cuando se abre a nuevas experiencias. En la escuela tenemos personas que llegaron sin saber nada y han hecho un camino largo de aprendizaje y profundización del oficio que están desarrollando, también otros que lo practicaban hace tiempo y varios que prefieren venir a talleres cortos de una sola sesión. Uno puede hacer muchas lecturas.
¿Y qué te habla eso a ti de nuestra sociedad?
Trinidad: Que debiéramos hacerlo todo el tiempo, porque nosotros no somos sólo cabeza, tenemos habilidades en otras partes de tu cuerpo.
Patricia: Las habilidades manuales y creativas están un poco reprimidas.
Consuelo: Y el estado que alcanzas cuando estás haciendo un ejercicio técnico, que a veces es repetitivo, uno se enfoca. Te concentras y puedes estar una hora y media haciendo un ejercicio repetitivo y estás en un ejercicio mindfulness.
Patricia: Y pareciera ser exclusivo de gente que nació con un superpoder, cuando en realidad no es así. Efectivamente hay gente que puede tener más destreza fina o habilidades innatas, pero la necesidad de crear con las manos la tenemos todos. Esa es nuestra apuesta, cuando trabajamos con niños intentamos desbloquear ese chip que nos cataloga: tú eres o tú no eres creativo, tú eres capaz de crear con tus manos o tú no eres capaz de crear.
Por otra parte, en tiempo de tanta inmediatez y problemas de salud mental, el ejercicio manual de verdad hace que la cabeza pare. Cuando tu atención está puesta en lo que tus manos están haciendo, baja el ruido mental, las preocupaciones se ponen en pausa.
Además está la satisfacción de que lo que estás haciendo acá es algo que tú estás creando y que en algún momento va a estar terminado, un chaleco que te vas a poner o un plato en el que vas a comer o un cuadro que vas a colgar en tu casa. Hay algo muy satisfactorio de ver el resultado final.
¿Cómo ocurre esto en comunidad?
Trinidad: Sucede algo bien lindo, hay personas que dicen: "Prefiero venir acá que hacer terapia”, por ejemplo, porque puedes relajarte y soltar en un espacio de bienestar, que es un poco más relajado, más divertido, que me calma, baja ansiedades, te permite explorar cosas, qué sé yo.
El aniversario lo celebramos con todas nuestras comunidades, hay 45 personas asociadas a esta escuela que están todas las semanas aquí, y sienten este espacio un lugar donde se acompañan, comparten, que a la semana siguiente, te están esperando para que cuentes el resto del cuento que empezaste la semana pasada. Es bonito ver cómo eso ocurre.
Patricia: La comunidad que se ha formado en esta escuela a partir de los oficios es una de nuestras mayores riquezas, es lo que trasciende al lugar físico o la técnica específica. Existe esa comunidad que es permanente, que se conoce, que se convierten en amigos y la comunidad ampliada que es itinerante y que disfruta de aprender nuevas cosas usando las manos. A nuestros talleres cortos llegan personas de toda la región porque saben que van a vivir una experiencia buena, entretenida, de calidad, ¡el taller Barro y Vino es un gran ejemplo!

¿Qué están mirando? ¿Qué lecturas o inspiraciones las nutren?
Trinidad: Esa es una discusión que tenemos permanentemente, porque yo en lo personal me abstraigo y evito estar mirando en las redes, tiene que ver con el consumo de información que muchas veces inhibe lo que tienes adentro. Yo evito todo ese consumo porque no quiero ideas de otros en mi cabeza para que mis creaciones sean realmente auténticas.
Me gusta mucho explorar y probar, equivocarme, dejar la embarrada en el horno con el esmalte, probar cosas nuevas. Ahora estoy en todo un proceso de trabajar con la pasta que se recicla de esta escuela, todas las mezclas posibles que ocurren ahí.
Eso no quiere decir que no tengamos referentes. En cerámica hoy día hay un gran y renovado impulso. Hay grandes maestros que llevan años haciéndolo, pero yo creo que a cualquiera de ellos que tú le preguntes, la invitación es explorar más que la técnica.
Patricia: Cuando partió toda esta idea buscamos referentes. En Chile, estaba la Casa de Oficios. Pero nosotras queríamos hacer algo de más largo aliento, donde pudieras profundizar, nosotras hablamos sobre malla curricular de una técnica u oficio. Haystack School of Crafts y Penland son escuelas de oficios donde las personas van a una residencia larga. Y nuestro sueño es, algún día, llegar allá. Hoy día estamos en un ejercicio que es más bien incipiente porque yo creo que todavía no existe tanto una masa crítica en Chile que esté dispuesta a proyectar su futuro en esto. En Europa también hay otras escuelas más específicas.
Trinidad: Con quienes hemos tenido contacto es con la carrera de oficios creativos en la Universidad Católica de Temuco. Esa es una escuela que está intentando ser ese espacio y vinieron el año pasado a Frutillar y aprovechamos de invitarlos a La Matriz, justamente para que los jóvenes conectaran con que esta es una posibilidad para un futuro profesional.
No es sólo un hobby, puede ser mucho más.
[Fotografías gentileza La Matriz]
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La agenda de La Matriz está permanentemente actualizada en su web y redes sociales. Además de las cursos permanentes para niñas, niños, jóvenes y adultos en cerámica y textil, para septiembre y octubre de 2025 vienen cursos de pan de masa madre, chip carving, collage, tallado y mucho más.