Marcelo Salazar y la caza del tiempo

Entrevistas

28 de agosto de 2025

PorMaría José Hess Paz
Marcelo Salazar y la caza del tiempo

El mes de agosto comenzó celebrando el mes de la fotografía en el centro Cultural Bosque Nativo. Arturo Fahrenkrog expuso registros sobre la conservación en la Patagonia, mientras que Marcelo Salazar presentó “Miradas del Tiempo”, una obra que registra y captura su paso a través de la naturaleza y los ojos de su hijo.

 

La inauguración de ambas exposiciones contó con un conversatorio, ocasión en la cual María Angélica Lapostol citó a la poeta y escritora Verónica Zondek sobre la fotografía: “lo que capta no lo suelta, no siquiera con el tiempo”. Marcelo Salazar se refirió entonces al ejercicio fotográfico como la caza de la luz y la caza del tiempo, temática profundizada en entrevista con Revista Barco de Papel.

 

-          La exposición se llama “Miradas del tiempo”. ¿Desde dónde parte esa mirada?

 

Esta exposición está inspirada en mis diez años de padre, un recorrido de los años en que he vivido la experiencia más potente, más importante en mi vida. Y me fui dando cuenta que este paso del tiempo, que para muchos es un calendario, un reloj, para mí refleja cómo he intentado traspasar la conexión que tengo con la naturaleza a mi hijo.

 

Entonces, es un proceso como más o menos largo. Hay fotos por varios lugares: áreas protegidas, lugares que nos gustaban. Buscamos que este nexo tuviera un relato relacionado con el tiempo, con el paso del tiempo, con perseguir ese tiempo que pareciera de dimensiones etéreas y a la vez muy visible. Lo puedes ver, en mi caso veo cómo mi hijo crece. Los ves en la naturaleza, en los árboles, a través de todos los sentidos, de la nieve, del frío, de la humedad, de otras cosas. Entonces esta exposición surge de esa observación entre la vida humana y la naturaleza.

 

-           ¿Cómo empezaste en la fotografía?

 

Empecé hace muchos años. Primero yo pintaba, trabajaba con grafito. Después me fui a trabajar a Coyhaique hace 28 años y ahí me dediqué mucho a salir y me compré mi primera cámara. Fue muy autodidacta. Me compré mi primera cámara Zenith, de Rusia, y empecé a sacar fotos. Sacaba muchas fotos.

Y luego llegó la tecnología digital. Tardé unos tres o cuatro años en poder encajar en la fotografía digital porque yo venía con mi equipo digamos análogo. Angélica hace muchos años había invitado a armar un relato, exponer mis fotografías y en el 2014 empecé a tomármelo en serio y a tratar de buscar ese relato.

 

-          Marcelo, uno de los temas que exploramos en la revista Barco de Papel es la identidad del territorio. ¿Cómo lo ves y cómo lo retratas tú?

 

Yo cada vez que estoy en un territorio, me sumerjo en él. Me meto en el territorio donde estoy viviendo, me gusta conocer todos los rincones. Cuando estuve en Coyhaique, conocí muchos lugares, muchísimos. Soy de la Araucanía, y ahora estoy aquí. Creo que las personas deben conocer su territorio.

-          ¿Hay algo de eso que permee como la esencia del sur o de este territorio, ¿Hay ciertos elementos que tú veas que son súper identitarios que nos marcan?

 

Sí, claro que sí. La región es de mucha humedad, mucho bosque. Necesitamos mucho de este calor de hogar, hay mucho de personas cálidas que nos conectamos y que estamos conversando al lado de una estufa, que valoramos la lluvia en su esencia, y la nieve y el frío.

 

-          Y finalmente, ¿cuál es la elección detrás del blanco y negro?, ¿Hay algo de trascendencia en esa elección?

 

Creo que llegué a eso para identificar mejor el foco, digamos, lo esencial de la foto. Cuando tú le sacas un poco el verde y el azul, cuando quieres mostrar algún elemento específico, el blanco y negro permite enfocarte mejor, no distraerte.

 


 

La cartelera de Centro Cultural Bosque Nativo está disponible en este link.